Toallitas y tampones, ¿una amenaza a la salud?

Más de una vez escuchamos hablar del daño que las toneladas de productos de higiene menstrual descartable provocan al medioambiente, pero hay algo de lo que se habla con mucha menos frecuencia: el impacto potencial del uso de estos productos en la salud de nuestro cuerpo.

Muchos de los componentes materiales y químicos de los productos de higiene menstrual descartable son utilizados en una amplia gama de productos de cosmética general sin que su empleo genere una amenaza directa a la salud de quienes los consumen. Sin embargo, el empleo de estos componentes en tampones y toallitas femeninas implica un riesgo potencial para la salud de las personas menstruantes. Al estar pensados específicamente para el uso en el tejido vaginal y de la vulva, estos productos entran en contacto directo con tejidos que son mucho más delicados que la piel del resto del cuerpo.

Los tejidos de la vulva y la vagina suelen ser más permeables al contacto con otras sustancias y materiales que el resto de la piel, lo que hace a esta área del cuerpo más vulnerable a la exposición a productos químicos tóxicos e irritantes. De hecho, la mucosa vaginal permite el traslado directo de productos químicos al sistema sanguíneo. Algunos de los compuestos que se pueden hallar en tampones y toallitas son la DIOXINA, el POLIACRILATO, el RAYÓN y el ASBESTO.

La mayoría de los tampones están hechos de algodón y/o rayón u otra fibra de pulpa. Estos materiales suelen estar contaminados con dioxinas muy tóxicas, que surgen de los compuestos de cloro empleados para su blanqueamiento, como también por pesticidas de algodón no-orgánico. Dado que los tampones se insertan adentro de la vagina y mantienen contacto con el tejido vaginal por horas, la exposición prolongada a las dioxinas se vuelve potencialmente cancerígena y está también asociada al impacto sobre la salud reproductiva y el sistema endocrino. El uso de tampones altamente absorbentes, por ejemplo, está asociado con el síndrome de shock tóxico causado por el poliacrilato (sustancia absorbente).

Las toallitas higiénicas, por su parte, están en contacto directo con la piel de la vulva. Tal como sucede con los tampones, el material absorbente que compone las toallas femeninas también suele haber sido blanqueado con cloro, lo que supone la exposición de la piel de la vulva a la dioxina. Los síntomas más comunes asociados al uso de las toallitas higiénicas son la irritación y la erupción alérgica.

Frente al uso de estos productos, existen opciones más amigables con el planeta y sin riesgos asociados para nuestro cuerpo. Desde Freeling, te invitamos a una higiene menstrual sustentable y saludable.